Van a poner sus huevos a lejanas playas. Terminada la laboriosa tarea de la fecundación, dejan a sus futuros hijitos a la merced de sus propios instintos. Cuando éstos despuntan sobre las tibias arenas, corren desesperadamente porque intuyen que numerosas aves de rapiña vuelan sobre ellos y serán pasto de sus voraces apetitos. De la multitud de esos recién nacidos con tiernos caparazones, sólo unos poquitos alcanzarán el alto mar.
Gálatas 4:19-20
19Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes,
20¡cómo quisiera estar ahora con ustedes y hablarles de otra manera, porque lo que están haciendo me tiene perplejo!
1 comentario:
ooooye, anda lento con tanta información no alcanzo a asimilar una y ya publicaste otras...jejeje con las pilas puestas eeeeeeeeeehhh
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