No tenía ganas de seguir soñando, porque casi todo lo que había pedido no se cumplió como yo quise.
Decepcionado de eso, y olvidándome de lo que había visto el fin de semana en el retiro (es que necesitaba darle más vueltas para aplicarlo a mi vida), terminé en la oficina donde, al lado de un té y unos pedazos de queque, conversé con Gustavo.
Y me dijo dos cosas.
- No tengo que dejar de soñar. Todo lo que me ha pasado ha sido a raíz de los sueños, y se dejo de hacerlo, ¿cómo seguiré creciendo? Y soñar con ser líder es válido, no una patudez. Si no hubieran soñadores, sobretodo en el liderazgo, entonces estaría todo hecho un caos, sin cabezas que dirijan a los demás. Y al final, Dios pone a quién quiere en esos lugares para su gloria.
- El problema no es si quiero o puedo, sino por qué. Y descubrí algo muy importante, que me dijo y que me llegó al fondo de mis motivaciones: buscaba esos sueños para ser valorado.
Durante mucho tiempo, hasta ahora, hacía y no hacía cosas para Dios, para agradarlo, y pensaba en mi interior que no me aceptaría si yo hacía algo malo, o me aceptaría más si hacía algo bueno. Tal vez este comportamiento lo aprendí de mi relación con mi padre, pero estaba guateando...
Y leyendo Malaquías 1 caí en cuenta: (uh, justo tocaba en el devocional, que "coincidencia"!)
Malaquías
1 Esta profecía es la palabra del Señor dirigida a Israel por medio de Malaquías.
El amor de Dios por su pueblo
2 «Yo los he amado», dice el Señor.
« ¿Y cómo nos has amado?, replican ustedes.
»¿No era Esaú hermano de Jacob? Sin embargo, amé a Jacob
3 pero aborrecí a Esaú, y convertí sus montañas en desolación y entregué su heredad a los chacales del desierto.»
4 Edom dice: «Aunque nos han hecho pedazos, reconstruiremos sobre las ruinas.» Pero el Señor Todopoderoso dice: «Ustedes podrán reconstruir, pero yo derribaré. Serán llamados territorio malvado, pueblo contra el cual siempre estará indignado el Señor.
5 Ustedes lo verán con sus propios ojos y dirán: ¡Se ha engrandecido el Señor aun más allá de las fronteras de Israel!
El culto al Señor
6 »El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el Señor *Todopoderoso, les pregunto a ustedes, sacerdotes que desprecian mi *nombre.
»Y encima preguntan: ¿En qué hemos despreciado tu nombre?
7 »Pues en que ustedes traen a mi altar alimento mancillado.
»Y todavía preguntan: ¿En qué te hemos mancillado?
»Pues en que tienen la mesa del Señor como algo despreciable.
8 Ustedes traen animales ciegos para el sacrificio, y piensan que no tiene nada de malo; sacrifican animales cojos o enfermos, y piensan que no tiene nada de malo. ¿Por qué no tratan de ofrecérselos a su gobernante? ¿Creen que estaría él contento con ustedes? ¿Se ganarían su favor? dice el Señor Todopoderoso.
9 »Ahora pues, traten de apaciguar a Dios para que se apiade de nosotros. ¿Creen que con esta clase de ofrendas se van a ganar su favor? dice el Señor Todopoderoso.
10 ¡Cómo quisiera que alguno de ustedes clausurara el templo, para que no encendieran en vano el fuego de mi altar! No estoy nada contento con ustedes dice el Señor Todopoderoso, y no voy a aceptar ni una sola ofrenda de sus manos.
11 Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones dice el Señor Todopoderoso.
12 Pero ustedes lo profanan cuando dicen que la mesa del Señor está mancillada y que su alimento es despreciable.
13 Y exclaman: ¡Qué hastío! Y me tratan con desdén dice el Señor Todopoderoso. ¿Y creen que voy a aceptar de sus manos los animales lesionados, cojos o enfermos que ustedes me traen como sacrificio? dice el Señor.
14 »¡Maldito sea el tramposo que, teniendo un macho aceptable en su rebaño, se lo dedica al Señor y luego le ofrece un animal mutilado! Porque yo soy el gran rey dice el Señor Todopoderoso, y temido es mi nombre entre las naciones.
Dios me ama incondicionalmente, haga o no haga cosas para Él, sino que lo hace por su gracia, o sea, me ama como un regalo, porque quiere, porque le plació y se le ocurrió hacerlo.
Los líderes tienen un gran peso sobre ellos. Si no hacen su trabajo con excelencia y como corresponde ante los ojos del Señor, es mejor que no hagan nada.
Si mi liderazgo se motiva en obtener la valoración, no estoy honrando al Señor. Y se puede decir que de cierta forma también estoy mutilado. Sin embargo, sé de cabeza que esa valoración la tengo sin tener que ser líder, y no la perderé si me equivoco, y para eso debo aprender a aceptar su amor. De ese modo, ya no me sentiré falto de valoración, y mi liderazgo será motivado en respuesta a ese amor que me dé, y no como medio de conseguirlo.
Así que lo que necesito es aceptar y comprender su amor, para sentirme valorado y completar mi identidad en Él.
Que extraño. Ahora que siento y entendí de entrañas que me ama incondicionalmente, mi amor hacia Él surge espontáneamente, y puedo comenzar a amarme a mí mismo: verme al espejo y amarme. Amarme como soy.
Y he entendido también que no tengo porqué esperar a que los sueños se cumplan formalmente, sino que puedo comenzar a actuar conforme a ellos desde ya.
Si al fin y al cabo, si Él pone los sueños en uno, tenemos permiso para actuar acorde a ellos.
Sí, he comenzado una nueva etapa.
Y sólo faltan dos capítulos para terminar Malaquías.
Y seguiré con Mateo. Conoceré mejor a mi Señor Jesús, y así todo lo demás resultará sólo como añadidura y resultado de Su amor hacia mí.