Manantiales en el Desierto
Septiembre 19
"Mi Padre es el labrador." (Juan 15:1.)
ES CONSOLADOR el pensar de la dificultad en cualquiera que sea la forma que se nos presente, como si fuese un mensajero celestial que nos trae algo de Dios. En su aspecto terrenal podrá parecernos que es algo dañino y aún destructivo, pero en su trabajo espiritual nos proporciona bendiciones. Muchas de las mejores bendiciones que hemos obtenido en el pasado, son el fruto de la aflicción o el dolor. Nunca debiéramos de olvidar que la redención, la bendición más grande del mundo, es el fruto de la mayor aflicción del mundo. En todos los tiempos en que se poda, cuando la podadera corta profundamente y hace una gran herida, es inexplicable el consuelo que causa el leer" "Mi Padre es el labrador."
El Doctor Vincent, cuenta el haber estado en una casa de invernadero donde había colgados por todas partes una infinidad de racimos de uvas dulces. El propietario dijo, "Cuando vino nuestro nuevo jardinero. dijo que no podía hacer nada con estas vides, al menos que cortase y limpiase algunos tallos; lo hizo y durante dos años no tuvimos uvas, pero he aquí ahora el resultado."
En esta interpretación del proceso de podadura, hay una gran sugestión al aplicarlo a la vida Cristiana. Al podar, parece ser que se destruye la vid, dá la impresión de que el jardinero está cortando todo, pero él mira al futuro y sabe que el resultado final será el enriquecimiento de la vid y el que dé una mayor producción de fruto.
Hay bendiciones que jamás podremos obtener a no ser que estemos dispuestos a pagar con el precio del dolor. No hay otro camino para alcanzarlas, excepto por el sufrimiento.
-Dr. Miller
No hay comentarios.:
Publicar un comentario