miércoles, 26 de mayo de 2010

Recursos Santificados. ¿Qué llevas al altar?

Mayo 26

“¿Cuál es mayor, el oro o el templo que santifica al oro?”

¡Ciegos! ¿Qué es más importante? ¿El oro del templo o el templo que hace sagrado ese oro? 
(Mateo 23:17, PDT)


Los escribas y fariseos de los días de Jesús enseñaban que si un hombre juraba por el Templo, no estaba obligado necesariamente a hacer lo que había prometido. Pero si juraba por el oro del Templo, estaba obligado por ese juramento. Hicieron la misma distinción falsa entre jurar por el altar y jurar por el sacrificio que estaba sobre él. El primer juramento podía romperse; el último era obligatorio.
El Señor les dijo que su sentido de los valores estaba torcido por completo. El Templo era el que daba al oro su valor particular, así como el altar distinguía al sacrificio de un modo especial.

El Templo era la morada de Dios sobre la tierra. El uso más digno que podía darse al oro era utilizarlo en esa morada; era su relación con la Casa de Dios lo que lo diferenciaba de un modo único. Así sucedía con el altar y el sacrificio que estaba sobre él. El altar era parte integral del servicio divino. Ningún animal podría ser honrado tanto como cuando era sacrificado sobre el altar. Si los animales pudieran tener ambiciones, todos habrían aspirado a ese destino.

Un turista compró por poco dinero un collar de ámbar en una tienda de segunda mano en París. Al llegar a New York tuvo que pagar por él una fuerte suma de dinero por impuestos; esto atrajo su atención. Fue a un joyero para que lo valuara y le ofrecieron $25.000 por él. Un segundo joyero le propuso $35.000. Cuando preguntó por qué era tan valioso, el joyero lo puso bajo una lupa. El turista leyó: “De Napoleón Bonaparte a Josefina”. Era el nombre de Napoleón que hacía que el collar fuera tan valioso.

La aplicación es evidente. En nosotros mismos no hay valor y no podemos hacer nada. Es nuestra asociación con el Señor y Su servicio lo que nos aparta de una manera especial. Como decía Spurgeon: “Tu conexión con el Calvario es la cosa más maravillosa que de ti puede decirse”.

Quizás tienes una mente excepcionalmente brillante. Esto es algo por lo que debes estar agradecido. Pero recuerda esto: solamente cuando la mente se usa para el Señor Jesucristo alcanza su destino más alto. Cristo es quien santifica tu intelecto.
A lo mejor posees talentos por los que el mundo está dispuesto a pagar un alto precio, puedes suponer que la iglesia es insignificante para ellos. No obstante, es la iglesia la que santifica tus talentos, y no tus talentos los que santifican a la iglesia.
Quizás tienes mucho dinero acumulado en el banco. Puedes hacer lo que quieras con él: amontonarlo, gastarlo en tu propio beneficio o utilizarlo para el Reino. El uso más grande que puedes darle a tu dinero es utilizarlo para que la causa de Cristo avance. Ten por cierto que es el Reino de Dios el que santifica tu dinero, y no viceversa.


Tomado del devocional de McDonald para e-Sword 9

viernes, 7 de mayo de 2010

Tesoros de la Oscuridad

Ayer bajé el devocional de McDonalds para e-Sword 9... y el de hoy es hermoso.
Disfrútenlo.


Mayo 7

“Te daré los tesoros de la oscuridad”

Cuando Dios hizo esta promesa a Ciro, hablaba de tesoros materiales, de tierras de oscuridad que a su tiempo conquistaría. Pese a esto, creo que podemos aplicar este texto en un sentido espiritual.

Hay tesoros que se descubren en las noches oscuras de la vida que nunca podremos encontrar en los días soleados de la monotonía.

Por ejemplo, Dios puede darnos cánticos en la noche más oscura (Job 35:10) que nunca podríamos entonar si las pruebas estuvieran ausentes de la vida. ésta es la razón por la que el poeta escribió:

Y un trovador embelesado, de los hijos de la luz
Dirá de su música exquisita: “Por la noche la aprendí;”
Y el cántico ondulante que satura del Padre la mansión
Ensaya entre sollozos a la sombra de una oscura habitación.

Hay una oscuridad que J. Stuart Holden llama: “los misterios inexplicables de la vida: las calamidades, las catástrofes, las repentinas e inesperadas experiencias que llegan a la vida que a pesar de nuestras cuidados no podemos evitar. La vida se ensombrece a causa de ellas: penas, pérdidas, desilusiones, injusticia, malentendidos y calumnias”. Éstas son las cosas que oscurecen la vida. 

Humanamente hablando, ninguno de nosotros escogería la oscuridad, y a pesar de esto, sus beneficios son incalculables. Leslie Weatherhead escribió: “Como todos los hombres, amo y prefiero las soleadas planicies de la experiencia, cuando abundan la salud, la felicidad y el éxito, pero he aprendido mucho más de Dios, de la vida y de mí mismo en la oscuridad del temor y del fracaso que lo que he aprendido a la luz del sol. En verdad existe lo que podemos llamar ‘tesoros de la oscuridad’. La oscuridad, gracias a Dios, pasa, pero lo que uno aprende estando en ella, lo posee para siempre”.

;D