Para todos los que se han preguntado ¿qué onda con el Jaime?, intentaré ser preciso y conciso.
Me caso en menos de un mes, por lo que ando en búsqueda de departamento o casa, planeando junto con Noe, Talía, mi familia y otros amigos los detalles para aquella ceremonia de nuestro matrimonio, terminando la tesis y corrigiendo lo que mis profesores me señalaron en el borrador.
Con mucho estrés, nervios, angustia muchas veces, y a momentos desesperarse porque no salen cosas, como por ejemplo, encontrar un trabajo a tiempo completo que nos ayude a Noemí y a mí sustentarnos bien.
Pero este fue el costo de tirarse a la vida, esperando que Dios nos recoja.
Y lo está haciendo, poco a poco, con pequeños, medianos y grandes milagros, pero uno quisiera ver solución a todo.
Sospecho que quiere que se muestre completamente su gloria, sin nuestras fuerzas.
Por mí, eso está excelente, pero le clamo día a día su ayuda para pasar estos momentos sin desesperar.
Lo que sí veo es que habrán muchos cambios, que afectarán a muchos más que a Noe y a mí. Tendré que asumir nuevos roles, y abandonar antiguos. Y esto puede (y parece que va a) significar cambios en los lugares y las personas que frecuente.
De todos modos, no queremos dejar nuestra pasión por lo que Dios nos ha encomendado, pero el dónde y el cómo es lo que puede cambiar sustancialmente. Veo puertas que se cierran, y otras que se abren, precisamente por nuestra unión. Y parte de mi oración es bendecir a mi Noe y hacerla muy feliz.
Así que eso. Si alguien alcanza a ver esto a tiempo, esto es lo que sucede con nosotros.
Pido sinceramente sus oraciones para que Dios nos siga apoyando.
Y muchas gracias tú que lees estas líneas que pocos pueden descubrir.
(1) Los que viven al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.
(2) Declaro lo siguiente acerca del Señor: Sólo él es mi refugio, mi lugar seguro; él es mi Dios y en él confío.
(3) Te rescatará de toda trampa y te protegerá de enfermedades mortales.
(4) Con sus plumas te cubrirá y con sus alas te dará refugio. Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.
(5) No tengas miedo de los terrores de la noche ni de la flecha que se lanza en el día.
(6) No temas a la enfermedad que acecha en la oscuridad, ni a la catástrofe que estalla al mediodía.
(7) Aunque caigan mil a tu lado, aunque mueran diez mil a tu alrededor, esos males no te tocarán.
(8) Simplemente abre tus ojos y mira cómo los perversos reciben su merecido.
(9) Si haces al Señor tu refugio y al Altísimo tu resguardo,
(10) ningún mal te conquistará; ninguna plaga se acercará a tu hogar.
(11) Pues él ordenará a sus ángeles que te protejan por donde vayas.
(12) Te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.
(13) Pisotearás leones y cobras; ¡aplastarás feroces leones y serpientes bajo tus pies!
(14) El Señor dice: «Rescataré a los que me aman; protegeré a los que confían en mi nombre.
(15) Cuando me llamen, yo les responderé; estaré con ellos en medio de las dificultades. Los rescataré y los honraré.
(16) Los recompensaré con una larga vida y les daré mi salvación».