Ya no queda nada para terminar el año, y hay muchas cosas que también están llegando a su fin... p. ej. la soltería de Gustavo que a la luz de la ley ya no es tal. O el Arturo Iturra, que de lo que fue antes, ya no queda mucho. Pablo G. ya es master, Pablo R. va a empezar su dignísima práctica en la Católica (ya que el mejor no más se adjudicaba ese puesto), las Marces ya no son estudiantes, y así... suman y siguen las cosas que cambian.
Y todo cambio trae crisis. Y en este momento, lo que me pudre es no saber qué onda pasa. Porque uno hace planes, pero de un momento para otro pueden empezar a tener olor a guateo, y eso desanima. Para los que no cachan, me quedan tres ramos, y la memoria. Y qué voy a hacer a partir de eso es algo que está aún indeterminado. Y el intentar hacer planes, y que parezca que no van a salir, tira para abajo.
De todos modos, han sucedido cosas peores, así que tampoco es para morirse. Un rato de bajoneo, pero sólo un rato.
Ahora... a prepararme para hacer un ELISA (que sirve para detectar cantidad de anticuerpos mediante espectofotometría - lectura de intensidad de color de una solución) todo el día, y seguir leyendo a Theissen, que hay que hacer un ensayo para Intro Bíblica.
Qué vendrá ahora, no sé, pero sé que, aunque me bajonee a ratos, Dios igual tiene el control de todo, y yo no. Así que intentaré no tener "todo bajo control" y mejor disfrutar la práctica que estoy haciendo, ya que me ayudará a pulir mis habilidades de laboratorio.
Por ahora, lo que saco en limpio es esto:
Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.